Felipe Delmont

Re-territorializar una ciudad embriagada por su puesta en espectáculo, en la escena mundial, como patrimonio de la humanidad. Se replanteó de manera fundamental la cuestión de lo que une la ciudad y su territorio y lo que une sus habitantes entre ellos. Resolver la paradoja de cómo proteger este asentamiento humano y su paisaje cultural, en particular sus modos de vida, que son la razón misma de su atractivo turístico, motor de su desarrollo y a la vez amenaza de desaparición en tanto Patrimonio de la Humanidad. En un contexto donde las autoridades de la ciudad están obnubiladas por la ciudad de los flujos, es decir la de la modernidad, optamos por diseñar un instrumento de acción mas que de planificación a largo plazo, permitiendo la toma de decisiones sobre la marcha, según un plan de ruta definiendo intervenciones y obras especificas.